Hola, queridos amigos o lectores...

Bienvenidos a mi blog. Aquí encontraran la entrada a mi mente. Bienvenidos a mi vida, a mi mundo.. Schwarz Engel

jueves, 1 de diciembre de 2011

Pasa donde menos lo esperas

“Te extraño”, fueron las palabras que se paseaban en su cabeza, deseando que de alguna manera fueran escuchadas en el corazón de la persona delante de ella, deseando que encontraran su lugar en ese frío lugar, simplemente deseando poder decirlas en voz alta.

“No hay peor cosa que querer decirte algo y saber que no reaccionaras de la manera que yo espero”, pensó en ese momento seguida de la ola de emociones que su corazón enfrentaba, esa tormenta en donde su mente naufragaba buscando un lugar para callar ese dolor. Inhabilitada de poder hacer cualquier movimiento o de pensar coherentemente, simplemente el silencio del momento fue lo único que se escuchaba, mientras su pecho se agitaba a 1000 km/h.

La silueta de esa persona, jugueteaba con la puesta del sol, y su sonrisa tranquilizaba de alguna manera la velocidad de su pensamiento. Simplemente la observaba con tal interés que pronto se perdía en sus palabras, movimientos, incluso en el aroma que irradiaba alrededor. Trataba de recobrar la postura, pero rápidamente se volvía a perder en esos ojos que la hacían tan feliz, pero a la vez tanto daño. Pronto recobró sus sentidos y simplemente hizo lo que mejor sabía hacer… Aparentar que todo estaba bien y que no tenía nada que decir.

Los días pasaron, los meses tomaron sus cursos hasta que finalmente el tiempo decidió otro encuentro. En tal período, sus pláticas siguieron monótonas y la ausencia se hacía cada vez más evidente.

 “¿Cómo es posible que antes no pasaba un día sin que habláramos y ahora es un milagro si lo hacemos una vez al mes?”, la duda y la rabia jugaban en su cara. Cada vez que ella quería hablar del tema, nunca parecía un buen momento y a medida que compartían, sus sentimientos se disipaban dejando solo lugar a la melancolía y a la frase del principio: “Te extraño, extraño esa amistad que nos unía, extraño el escuchar esa risa, extraño las locuras que tu mente maquinaba, los problemas en que nos metías, extraño la persona que solías ser y extraño la persona que era cuando estabas a mi lado…” un suspiro terminó este pensamiento que solamente se quedó como una idea. Otra vez la encrucijada del inicio.

De repente algo fue diferente, mientras ella se perdía en su pensamiento, sintió algo que la atrajo al presente, un pequeño toque, que llamo su atención. Era esa persona que, con un abrazo, pronuncio las siguientes palabras:

“Perdona que haya cambiado y parece ser que poco a poco me recuerdas lo que era, perdona que ya nuestra amistad no es como antes, perdona que no sea yo quien te corresponda en tu sufrimiento, no entiendo qué ves en mí para tenerme tal aprecio. Déjame decirte que es una gran bendición tenerte, y el estar aquí contigo a pesar de cómo he sido, me demuestra la fortuna que tengo. Saber que eres real y que me aceptas como soy es una sensación que no puedo describir y por eso gracias…”

El momento se congeló, como si el reloj se detuviera y nada se escuchaba, era solo ella y sus pensamientos, que a diferencia del exterior viajaban a una rapidez increíble, al terminar esa frase, en su mente escuchó como su corazón se rompía en pedazos otra vez, como un vidrio roto, como un rompecabezas no sabía por dónde empezar a armar lo que ahora parece un enredo en todo su conocimiento. Lo que antes había soñado o predicho, fueron simples errores a comparación de lo sucedido. Por años había imaginado ese momento, pero de todas las variantes posibles, está fue la que nunca se le cruzó por la cabeza. Para cada escenario pensado, ella tenía una respuesta, pero para este simplemente las palabras fueron borradas de su memoria. Muda y con una expresión de dolor e inseguridad en su rostro, sonrío, devolvió el abrazo, se alejó y como si su vida dependiera de eso, corrió como nunca antes lo había hecho. “¿Por qué me dijo esto?, ¿Por qué no supe contestar?, ¿Por qué tiene ese poder sobre mi?, ¿Por qué me sorprende cuando no contemplo la posibilidad?, ¿Por qué?, ¿Por qué?...” todas estas preguntas aparecían enfrente de ella conforme huía de ese momento, tratando de analizar lo que había pasado. Pronto llegó la noche y con ella, encontró un poco de paz, mientras su paso disminuía y lo que antes parecía una niña escapando, era ahora la imagen de una señorita caminando bajo el manto de la luna. No pudo contestar ninguna de las preguntas que se había hecho, pero entendió que era hora de dejar ese sufrimiento, era hora de tomar las riendas y no permitir de nuevo dar tal poder a otra persona.

Entendió que todo cambia y que nada es estático. Entendió que hay que adaptarse a los cambios porque rara vez ellos se adaptan a nosotros. Reconoció que siempre extrañará lo que fue, pero se dio cuenta que ella misma no era la misma y no importa cuánto lo intentará, esa persona que una vez fue no regresaría. Reconoció su inmadurez ante la situación.

Dio media vuelta y regresó por el camino que había tomado. Pronto las nubes opacaron el claro de luna y un estruendoso ruido llenó las calles. Ninguna gota fue suficiente para acelerar el paso de la pequeña. Le tomó un poco de tiempo llegar a su destino final, lo que le había tomado minutos en su carrera, ahora parecían eternos segundos. Buscando entre los edificios y en la multitud, esa cara familiar. Sin suerte, volteó y se dirigió a una banca que estaba alejada de todo lo demás. Para su sorpresa mientras más se acercaba, una sombra se acentuaba delante de sus ojos. Simplemente pudo pronunciar lo siguiente, y sin control de su cuerpo colocó sus dedos en esos labios que antes habían pronunciado las palabras que le abrieron los ojos, sin pensarlo las palabras regresaron:

“Perdona mi inmadurez, vivía en un sueño, donde por desgracia tu  ya no soñabas,  estaba tan estancada que cada cosa me hacía daño, no es tu culpa que no me correspondas de la manera que quiero, y no es tu culpa que me tome todo muy en serio, tampoco tienes la culpa de que nos hayamos convertido en lo que un día prometimos no seriamos: un par de extraños que alguna vez cruzaron sus caminos, pero que ahora parece que cada quien debe seguir lo que ha sido trazado. No  eres del todo responsable del dolor que he sentido, porque mentiría si digiera que no tienes la culpa de nada, ahora finalmente comprendí que debo dejar ir el recuerdo y acoplarme a lo que viene. Lo que teníamos no era bueno, pero para mí fue perfecto, acepto que te extraño más de lo que imaginé, pero me doy cuenta que tienes un poder sobre mi muy grande, el cual debo de arrebatarte para poder armar el rompecabezas que es ahora mi corazón. Lastimosamente te di más cariño del que pudieras regresar y te di más importancia de la que pudieras entender, fue mi culpa por haberte confiado algo tan frágil como lo es mi corazón, ya que tu no lo pediste, simplemente te lo ganaste sin haberte dado cuanta, y cuando finalmente notaste lo que yo pude sentir, simplemente disculpas salieron de esos labios que ahora tengo la oportunidad de callar, te diré ahora lo que  ya sabes y lo que sé que no sientes: TE QUIERO, no importa que pase siempre lo haré…”

El Fin

Schwarz Engel (Brenda María Cabrera Díaz)

No hay comentarios:

Publicar un comentario